miércoles, diciembre 2nd, 2009...21:00

Diez cuestiones sobre Ciberactivismo

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Navegando por la red encontré una página curiosa: Paz y Justicia, que lanza diferentes campañas de actuación mediante el ciberactivismo para conseguir los dos propósitos recogidos en su cabecera: la paz y la justicia. Además, de poder unirte o ver las diferentes acciones puestas en marcha, consta de una página donde se contestan a diez preguntas sobre el ciberactivismo para esta web.

1.¿Qué es el ciberactivismo? El ciberactivismo consiste en enviar correos-e a gobiernos o a autoridades de cualquier parte del mundo que estén cometiendo con alguien una injusticia, para que la presión internacional les haga cambiar de actitud. Se trata, pues, de una acción solidaria no violenta.

2.¿Y hace mucho tiempo que existe? Bueno, si hablamos de enviar correos-e es evidente que tiene la misma edad que internet. Pero ya antes se utilizaba el envío masivo de cartas. E incluso cuando el correo no era algo asequible para la mayoría, se utilizaba (y se sigue utilizando) la recogida de firmas. Por internet, con cartas, o con firmas, el que muchos ciudadanos muestren su protesta ante una injusticia tiene ya una larga historia.

3.No creo que consiga mucho con el ciberactivismo. Pues te equivocas. La eficacia del ciberactivismo está más que comprobada con miles de casos que han sido salvados de un fin trágico gracias a una carta, más otra, más otra, más… Es la suma de miles y miles de hombres y mujeres de todo el planeta la que tiene fuerza ante poderosos que, si bien no tienen escrúpulos a la hora de hacer el mal, no quieren que se ponga en contra de ellos la opinión internacional. Es paradójico, pero es así.

4.¿Y cómo sé yo en qué casos ciberactuar? Es imposible que gente de a pie como tú y yo tengamos conocimiento de las injusticias que se producen en tantos rincones del mundo. Y, aunque supiéramos de alguna, es difícil que una propuesta de ciberacción hecha por un particular llegue a ser conocida -y, menos aún, secundada- por miles de personas. Por eso, lo más normal es estar atento a las ONGs que trabajan en y están atentas a la evolución de los derechos humanos en los distintos países y colectivos sociales. Son ellas las que te dicen dónde hace falta tu apoyo a través de una ciberacción.

5.¿Y me puedo fiar de los que proponen ciberacciones? Eso depende ti y de en qué consideración tengas al colectivo que te propone actuar. Yo puedo opinar que tal grupo es de toda confianza, y otros, en cambio, pensar que son unos “izquierdosos vagos y melenudos” (te suena, ¿verdad?). En todo caso, lo que sí es cierto es que se debe dudar de toda ciberacción en la que no se explique claramente el caso y lo que se pretende, o en la que se te pidan datos personales innecesarios, o en la que no haya forma de contactar –si lo quisieras hacer- con el colectivo que la propone, etc.

6.No me pasará nada por ser ciberactivista, ¿no? Si te refieres a si firmar una petición puede tener consecuencias negativas para ti, hay que decir que no. Es cierto que al firmarla te significas, dices que no quieres que suceda algo con tu nombre y con tus apellidos. Pero vives en un país donde tienes derecho a expresar tu opinión. Por tanto, nadie puede perseguirte o atacarte por hacerlo (si vivieras en un país donde eso fuera posible, nadie te propondría que ciberactuaras). La mayoría de las historias que corren de que aun los gobiernos democráticos tienen listas secretas de gente que participa en este tipo de campañas son leyendas. Y, aunque fueran ciertas, ¿a ti qué?

7.Pero, si es tan fácil, ¿por qué no lo hace más gente? Pues nos gustaría decirte que no lo hacen por alguna razón fuerte y poderosa. Pero no podemos decírtelo porque si alguien que tenga acceso a internet no practica el ciberactivismo es, simple y trágicamente, por comodidad, por no emplear un poco del “valiosísimo” tiempo que emplea en navegar (muchas veces sin ton ni son) en ayudar a gente que podría salvar su vida simplemente con unos cuantos cliks de su ratón.

8.Y si no tengo internet, ¿qué hago? Cuando una ONG propone un caso de ciberactivismo a los internautas, prácticamente siempre ofrece, además, otras formas de intervención. Y es que siguen existiendo las cartas y los sellos, y hay fax, y hay folios donde se pueden recoger firmas a mano. Aunque a veces se nos olvide a los que surcamos la Red, internet no es la única forma de comunicación. Y, en todo caso, internet puede tenerlo un amigo, y hay cibercafés… El que quiere, puede.

9.Por cierto, ¿hace falta ser mayor de edad? Depende. En la mayoría de los casos no (de hecho, casi nunca se te pide un número de documento de identidad), porque no hace falta tener ninguna edad para decirle a alguien que está haciendo el mal que tú estás ahí y que no piensas permitirlo en la medida de tus posibilidades. Como mucho puede ser interesante saber tu profesión para determinadas cuestiones, porque, quizá, el que sobre un tema concreto opinen precisamente los profesionales de ese tema puede dar más valor a la ciberacción. Otra cosa es cuando lo que se pretende es alcanzar un número determinado de gente que firme para que ese cúmulo de firmas tenga algún efecto jurídico o político (en España, por ejemplo, a veces se intenta conseguir xxx firmas para plantear en el Parlamento una “Iniciativa Legislativa Popular”); normalmente, en este tipo de peticiones sí se requiere ser mayor de edad, tener documento personal identificativo, firmar físicamente (no a través de internet), etc.

10.Creo que ya lo entiendo. ¿Por dónde empiezo? Pues tienes dos caminos. Uno es que empieces a añadir a la lista de “Favoritos” de tu navegador a aquellas ONGs y asociaciones que suelen proponer ciberacciones, y que, luego, las visites periódicamente para ver qué nuevos casos plantean. Muchas tienen boletines digitales, e, incluso, Amnistía Internacional ofrece el formar parte de su “Red de Acción Urgente”, en la que tú decides el número de casos que puedes trabajar al mes. El otro camino -que no anula al primero, sino lo complementa- es más simple, y nos vas a perdonar que pueda parecer publicidad nuestra: se trata de que visites regularmente la página de inicio de la web que estás leyendo, PAZ Y JUSTICIA. En ella vamos añadiendo constantemente el ciberactivismo que encontramos por la Red, ahorrándote el trabajo de que tengas que buscarlo tú. Y, además, te lo ordenamos por temas. A la vez, conviene no olvidar que tú mismo puedes proponer una ciberacción (incluso hay medios en la Red para hacerlo). Aunque, con todo lo que hemos dicho, suponemos que queda claro que esto es un paso muy serio y que exige una preparación cuidadosa. En cualquier caso, hay que procurar que el ser ciberactivista no sea algo aislado del resto de tu vida. No sería muy lógico que lucharas solidariamente por los derechos humanos a través de la Red, y que, luego, te cargaras esa solidaridad en el resto de tu vida cotidiana, ¿verdad? De todos modos, es claro que todo este asunto del ciberactivismo (o de la presión pública), es un tema abierto al debate y a la aportación de todos. Para cualquier cosa que quieras decir, hay abierto un tema en el foro sobre todo esto. Pincha aquí para acceder a él.

Me parece interesante esta página y por eso, hemos decidido incorporar una entrada en el blog sobre ella. Nos proporciona una información sobre el ciberactivismo que, hasta ahora, no habíamos encontrado en ninguna otra página. Además, si visitáis la página os permite ampliar, aún más, toda la información.



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